El día 23 de enero nuestro profesor Gonzalo decidió hacer la visita por la sevilla almohade.
Terminamos la visita en un bar super "cool", cerca de la vivienda de nuestro profesor. Cogimos el coche de vuelta al insituto y dimos las dos últimas horas. La verdad es que hubiéramos preferido acabar sin clases, pero las dimos, muy cansados pero las dimos.
Esperamos realizar otra ruta lo antes posible.
Quedamos en el instituto a las 8 de la mañana, pero no salimos hasta las 8:15 aproximadamente. Nos fuimos en el coche del profesor hasta su casa y nos fuimos andando hasta el centro, atravesando el parque de María Luisa. La primera parada fue en el bar Las Columnas, en la calle Mateos Gago. Ya que estábamos a un paso de la catedral, la segunda parada, aunque la primero del recorrido islámico, fue la Giralda. La Giralda es un antiguo alminar de la mezquita aljama almohade de Sevilla. Tras comentar los arcos y diferentes elementos arquitectónicos de la Giralda, nos acercamos a la puerta del Perdón, desde donde vimos el patio de los naranjos de la catedral y otra bonita perspectiva de la Giralda. Allí también pudimos comentar las puertas, con decoración de ataurique y epigráfica.
Después fuimos a la calle Córdoba, a ver el alminar de la Iglesia del Salvador, bastante deteriorado por cierto.
En aquel mismo lugar pensábamos ver los restos de un antiguo patio de los naranjos de la antigua mezquita allí situada, pero nos fue imposible.
Después fuimos a la calle Córdoba, a ver el alminar de la Iglesia del Salvador, bastante deteriorado por cierto.En aquel mismo lugar pensábamos ver los restos de un antiguo patio de los naranjos de la antigua mezquita allí situada, pero nos fue imposible.
Tras esta visita, Gonzalo nos asignó un monumento a cada uno. A Fran le tocó la Torre de Abdelaziz, situada en una esquina de la Avenida de la Constitución. Después entramos en el patio del edificio Helvetia, donde se encuentra la Torre de la Plata, asignada a Ricardo. Finalmente nos acercamos a la Torre del Oro, que me tocó a mi. Allí discutimos la idea de entrar o no a ver el museo marítimo, pero no nos llamaba mucho a atención.
Nos dirigíamos hacia el parque para volver a por el coche, y Gonzalo tuvo la genial idea de hacernos una foto delante de la Torre del Oro, como si fuéramos auténticos guiris.
Terminamos la visita en un bar super "cool", cerca de la vivienda de nuestro profesor. Cogimos el coche de vuelta al insituto y dimos las dos últimas horas. La verdad es que hubiéramos preferido acabar sin clases, pero las dimos, muy cansados pero las dimos.Esperamos realizar otra ruta lo antes posible.
